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Pequeñas revoluciones

21 ene 2014










Esta vez, la nota me pareció excelente, hablaba de pequeñas resistencias urbanas como posibles, y realmente con alcances -aunque de poco impacto-, efectivos, comparadas con aquellas otras revoluciones masivas que caracterizaron los años 60 y terminaron diluidas en pop art....

Hay quienes en lo cotidiano, en un momento dado plantan bandera, toman una pequeña porción de tierra y crean sus propias reglas aún dentro del sistema.

 Entonces aparece una joven puericultora, hija de un médico que fue sumamente estricto al referirse a las terapias alternativas, durante la educación de su hija. Con eso logró, que harta de tanto inexplicable rigor aplique a sus nietos la homeopatía, y se niegue a vacunarlos de acuerdo al calendario tradicional. 

O padres que decidieron criar a sus hijos ( en este caso pienso que se trata de gente con dinero, y alta calidad de vida sino no les hubiera resultado tan sencillo escapar asi del sistema) en casa, viajando y sin TV. La experiencia de él definió su manera de criarlos. Me causó gracia que muchos amigos durante el secundario llegaban a la misma conclusión : se llevaban todas las materias a diciembre y en 10 días daban todo. A ello se sumaba que no disfrutaban el colegio para nada. Entonces pongámosle que logró que su hijo más chico de siete años hable y escriba en ingles y español perfectamente sin pasar por colegio alguno. 

Por último, recuerdan la Ecovilla Gaia, creada por Gustavo Ramirez, médico y veterinario. En ella viven 9 personas. El cien por ciento de la energía de la villa es sustentada por viento y sol. La mayor parte de los alimentos se produce allí, se cultivan más de cuarenta especies de frutas, algunos lácteos, hongos, productos agrícolas y tienen cocinas y hornos solares.

Muy similar es la historia de la ecoaldea en el desierto de Arizona.... Claro que tira decir : yo me arreglo no necesito inmolarme en un trabajo de escritorio para poder comer algo rico en una cena soñada, darme un baño,  y simplemente vivir. Sin embargo, se que no es tan sencillo, pero yo también asumo mi pequeño piquete diario. Por ejemplo, creo que no sirven de nada las actitudes tan extremas  como la de la joven que se niega a entregar a sus hijos a la medicina tradicional; tomadas seriamente, la medicina o aquellas ciencias que llaman alternativas pueden llegar a ser muy similares en sus efectos. Su padre fue quien provocó a la puericultora. Lo digo por experiencia. Mi papá fue un intelectual, que por lo mismo se consideraba un tipo que sobrado de información tenía un nivel de tolerancia por encima del resto. De pronto un día, todos los intelectuales, o quienes se decían tales lograron mi aversión más profunda. Me escabulli, volví a casa, me puse huraña, quise probar que era imprescindible por encima de resolver casos jurídicos, saber amasar una rica pizza, o unos deliciosos spaguetti y un postre sencillo como una tarta de manzana con una bocha de helado. Quise que mis hijas me vieran hacerlo, como me ven escribir y leer o dibujar. Quise crearles recuerdos, iguales a los que tuve yo.....a pan caliente, y bizcochuelo.... a historias de ciencia ficción, a cuentos, vi a mi mamá dibujar..... y también la vi sufrir, hacer más de lo humanamente posible por abarcar una actividad profesional y una casa asi de grande con dos nenas, todo malabarismo cayéndosele irremediablemente por exceso de responsabilidad.......sé que es necesario estar al día con lo que pasa para poder sobrevivir en sociedad porque sinceramente lo de la ecoaldea es utópico, deseado, pero decididamente una decisión drástica en mi caso. .....no estoy tan decepcionada todavía, sigo creyendo que hay gente buena acá adentro y que algunos no se toman mis propuestas de cambio como queja. Que no necesito, pasar por esto porque "todos lo sufrieron anita.......son cosas de la vida".....no me la banco más la frasesita, no hay ninguna razón para consentir el maltrato, o la violencia simplemente porque se trata de gente que no podemos cambiar. Yo sola no puedo hacer nada, pero el resto en silencio, es fatal. Y cosas de la vida son otras.....la muerte de mi papa, la enfermedad irreversible del hijo de una amiga, pero lo que pasa en el trabajo no puede ser motivo de sufrimiento si se puede evitar......Y el trabajo mismo no es tan trascendental pero termina con los nervios de todos..... que sería si hubiésemos sufrido alguna de las guerras mundiales, la bomba nuclear en hiroshima y nagasaki o los campos de concentración ?  ..........Como Giulliani, vuelvo a Ciudad Gotham, con tolerancia 0........Mil disculpas hoy me volqué por la actitud de un camionero, me debo haber puesto sindicalista de los sentimientos porque vivo cerca del Hotel de los gastronómicos y ayer por la tarde hubo cumbre de sindicalistas no oficialistas, acá en MDQ........

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Cuentos de Hadas suburbanas . Todos los derechos reservados. © /Desarrollo: Maira Gall / Ilustraciones: Lau Rolfo